¿Por qué la muerte es así?
Se lleva al ser más querido y, de paso, a quien está alrededor.
Como en esas tragedias donde ambos sufren mucho, pero hay uno que sufre más que el otro, y lo hace en silencio, por amor. Y cuando esa persona ya es llevada por la muerte ella, como si no fuera poco, se lleva a la otra persona también. Se lleva sus ilusiones, su esperanza, su amor, su alma. Quedan muchas preguntas en su mente, que nunca serán respondidas. Sentimientos dolorosos; Sentimientos de odio, re sponsabilidad, pena, culpa... y soledad. Dolorosa y amarga soledad...

Vestido totalmente de negro caminaba por las calles. De pronto se detuvo y sacó un cigarro. El encendedor, cuando lo prendió, iluminó su rostro. Era una noche de lluvia y sólo se veían sombras. Su pelo, castaño y rizado, estaba cubierto por un sombrero. Su tez blanca resaltaba a la luz de esa pequeña llama. ¿Qué buscaba? Ni él lo sabía. Encendió su cigarro y caminó por la calla mojada por la lluvia, pensativo. La gente a su alrededor parecía correr. "¿Por qué tanta prisa?", se preguntaba, "¿Acaso no ven lo que tienen ante sus ojos?". Por un instante creyó que nadie lo escuchaba, pero estaba equivocado. Una mano tomó su hombro y lo jaló hacia atrás. -¿Buscas respuestas?-Le dijo una voz femenina. -¿Qué tipo de respuestas?-Insistió.
Él calló. Nunca creyó que alguien pondría atención a sus palabras. -Yo no busco nada. -Le dijo pasado un rato, aun si mirar a su espalda.-Yo espero, observo...analizo.
-¿Y qué analizas?-Preguntó ella. -¿Acaso el comportamiento de los demás? Ahí no está la respuesta a tu pregunta. Si no buscas dentro tuyo, nunca la obtendrás. Dicho esto él sintió unos labios fríos en su mejilla y la mano ya no estaba ahí, y la gente seguía pasando por su lado deprisa, sin importarle nada. Fumó un poco más, exhaló el humo de su cigarro hacia arriba dejando que la lluvia le mojase la cara, y siguió caminando en silencio, con la mente en blanco, sin buscar más respuestas que las propias...
-Estas empapado!-Le dijo su novia. -Ponte al lado de la estufa para que te seques.-Y le sacó el abrigo. -Solo a tí se te ocurre volver a pie del trabajo en un día de lluvia, eh. Tontito.
Él callaba. Solo la miraba. Todo en su vida era como la de los demás: La novia esperándolo en casa con la comida caliente, un trabajo mas o menos decente con un jefe insoportable y un sueldo digno. Una familia a la que veía regularmente poco después de irse de casa, amigos con los que salía el fin de semana... esa era su rutina. Y estaba feliz. O aparentaba serlo porque, muy dentro suyo, solo quería un cambio, salir de la rutina típica, escapar de toda esa superficialidad que lo rodeaba. Pero no se atrevía a hacerlo, no quería hacer llorar a los que lo rodeaban y querían. Porque él, a pesar de todo, también tenía sentimientos y quería a todos los que eran parte de su vida.
Después de cambiarse de ropa y cenar, tomó su paraguas y salió a camniar nuevamente. La verdad era que desde el momento en que sintió esa mano en su hombro se dio cuenta de que la oportunidad que tanto buscaba había llegado. ¿Acaso aquella misteriosa mujer podría marcar el principio de un cambio en su vida? No lo sabía...
Todas las noches después de cenar acostumbraba salir a caminar y analizar a la gente que, a esas horas, también andaba por la calle. Quería descubrir qué era lo que diferenciaba a cada persona, qué hacía a cada persona especial siendo que sus vidas no eran tan distintas: Trabajo, estudio, familia... por más que veía a sus amigos, a sus clientes, a la gente que pedía en la calle, no encontraba una respuesta. Todos pasaban por estados de ánimo similares y, aunque en distintos momentos, pasaban por las mismas etapas de vida. "La profesora de Biología siempre nos enseñó que el ser humano nace, crece, se desarrolla y muere. Siempre es el mismo proceso, ¿qué nos hace ser distintos? Porque en la vida también pasamos por los mismos procesos, aunque en distintos momentos. ¿Qué demonios nos diferencia de los demás?", siempre se preguntaba. Pero nunca había pensado en lo que esa voz le había dicho, nunca había pensado en ver dentro suyo, de buscar en su interior o en el de los demás el por qué si todas las personas parecían vivir, sentir y ser lo mismos eran tan distintas entre sí y aun así parecía no importarles nadas de lo que había a su alrededor.
Analizando la situación vivida hace unas horas estaba cuando llegó a una plaza. En el día aquel lugar estaba lleno de vida: Niños jugando, riendo, señoras paseando, conversando, perros corriendo. Pero en la noche todo cambiaba y esa vida desaparecía y solo se encontraban los árboles moviéndose con el viento y él mimetizado en la oscuridad, como una sombra más de la noche, una sombra que sólo quería ser algo más que una sombra: quería fundirse en esa oscuridad, irse con la lluvia, ser la lluvia... Se sentó en una banca a observar cómo el tiempo pasaba, cómo la lluvia caía, cómo las nubes avanzaban. Eso era la vida, la vida era un ir y venir de cosas, el tiempo pasar y de todo aquello sacar algo provechoso. "Talvez esa voz era solo la esperanza que quería que abriera los ojos y dejara de buscar en los demás lo que está en mí", dedujo. En eso, una fría mano tomó la suya. -Hola.-Le dijo.
-¿Quién eres?-Le preguntó, reconociendo aquella voz que le había hablado hace algunas horas, las que por un momento pasrecieron ser días. Se atrevió a mirar su cara: Era una chica de tez blanca, ojos y pelo color azabache y labios color rubí. Ella sonrió, dejando ver una blanca sonrisa que destacaba aun más sus labios, y lo besó fugazmente. Sus labios estaban fríos. -¿Qué es lo que tu corazón busca que sea? Eso seré. Si quieres seré el cambio, la vida, la muerte, la esperanza, el tiempo... la desesperación. ¿Quieres ser lluvia? Pues yo lo soy, y puedo ayudarte a serlo. También puedo ser las frondosas hojas de los árboles moviendose con el viento, o puedo ser el mismo viento llevándose tu sombrero.-Y tomó su sombrero y empezó a jugar con él, levantándose de la banca donde ambos estaban sentados. -Puedo ser una respuesta y al mismo tiempo una pregunta. Lo que siempre buscaste o de lo que escapas hace tanto tiempo. Dime, ¿qué quieres que sea?
Él la miraba asombrado y tranquilo, tratando de no expresar emoción alguna.
-Sólo quiero que seas tú, nada más. Solo quiero la verdad que hay tras de tí.
Ella sonrió y le hizo una reverencia. -Aunque quisiera no puedo serlo. Solo soy lo que tú quieres. Llámame ilusión, llámame esperanza, sueño, pero no me pidas ser yo, porque yo no existo.
Él frunció el ceño. -¿No eres real acaso?
-Soy tan real como tú quisieras serlo. Estoy en el límite de lo real y lo irreal. Sería tu reflejo si lo pidieras.
-No quiero un reflejo, conozco mis defectos y virtudes a la perfección.
Ella lo miró. -Entonces, ¿por qué estás tan insatisfecho? ¿Qué es lo que quieres?
-Quiero un cambio. Quiero deshacerme de mi vida, de mis principios. Ya no quiero seguir en esta monotonía que se llama vida. Quiero ser lo que nadie puede ser, vivr lo que nadie puede vivir...
-¡Epa, epa!-Le dijo ella haciendo un gesto para que se detuviese. Él calló. La chica se volvió a sentar y quedó pensativa. Pasado un rato clavó sus ojos en él. -¿Estás seguro de lo que quieres? Yo te puedo mostrar aquello pero de aquella vida no hay regreso, estás advertido. No puedes arrepentirte después, sólo ahora. Ahora dime, ¿realmente quieres ser más que una sombra? ¿Te gustaría viajar a través de un rayo de luna? Solo te digo algo más: Deberás sacrificar todo lo que quieres. Sí, suena egoísta, pero para cumplir tus sueños a veces debes serlo.
Él guardó silencio; lo que menos quería era dañar a los que lo rodeaban y si hacías aquel sacrificio ellos sufrirían. La chica sonrió mientras lo miraba y con sus largos dedos acarició su rizado cabello. Besó su frente y le dijo: -Piénsalo. Cuando realmente quieras que sea tu espejo, búscame.
-¿Y dónde lo hago?
Ella sonrió nuevamente. -Tú sabes donde, sino no me habrías encontrado dos veces el mismo día. -Dicho esto se dio media vuelta y comenzó a caminar. Él la observó alejarse, pero más que alejarse notó que la chica se desvanecía con la lluvia a cada paso que daba hasta desaparecer. "Si esto no es un sueño entonces ya no se lo que es real", se dijo. Durante mucho rato observó el lugar hacia donde ella había caminado. Luego se agachó a recoger su sombrero enlodado y partió en dirección a casa...